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Preliminar

Recordar el pasado para no hundirnos nuevamente, más que un acto de supervivencia política es un gesto de amor por la patria, y más que un gesto, es un hecho instintivo, porque nadie nunca pretenderá su autodestrucción. No aceptamos, pues, el argumento de que esta página promueve el odio entre paisanos. Lo dicho está sustentado siempre en el contexto de la prensa responsable venezolana, con nombre y apellido, y es del conocimiento abierto de todos. Me identifico claramente al pie de cada post. Para aquel que tuviere alguna objeción respeto del contenido de la página, le sugeriría primero echar un vistazo en la red, en páginas como, por ejemplo, reconocelos.com y otras que hacen un trabajo de contraparte, recordando el sabroso refrán que reza "Lo que es bueno para el para el pavo lo es también para la pava" Digamos también que la ley es lo primordial en una república, y que en la nuestra el imperio de la ley nos procura una hermosa libertad de opinión, de la que soy individuo en sujeción.

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jueves, julio 02, 2009

Manuel Rosales

Nace el 12 de diciembre de 1952 en Santa Bárbara del Zulia, lógicamente en el estado Zulia (temo cometer una alguna barrabasada semántica, de ésas que con mucha jocosidad se le atribuyen en su quehacer político).

Estudia Derecho en la Universidad de Los Andes y Administración mediante la modalidad a distancia, sin concluir ninguna de las carreras.  De allí la confusión de muchos, que lo tildan de “gocho” o andino.

Incursiona en política a través del partido político Acción Democrática (AD), ejerciendo nominaciones en el área de la dirección juvenil, en el ámbito municipal de Colón y estatal.

El paso lógico de su evolución como concejal y diputado lo ejerce entre 1.973 y 1982 en el mismo municipio Colón.  Ingresa como diputado a la Asamblea Legislativa del Estado Zulia entre 1.983 y 1.994, antes de ser Alcalde del municipio Maracaibo, entre 1.996 y 2.000, período en que su destino político empieza a foguearse contra figuras de mayor caldeo, procedentes de la baza bolivariana, a la sazón promotora de reformas en Venezuela.

AD en 1.998 lo selecciona como su candidato para  “lanzárselo” a Francisco Árias Cárdenas, candidato por la Causa R, lid en la que salió derrotado.  Crecido ya en su ego político autonomista, decide forjar su propio camino, dado el desprestigio que por entonces aqueja a los partidos tradicionales, entre ellos el de su militancia, AD, en grado sumo.

Ello lo lleva a fundar su propia organización, “picado” ya por la política digamos de alcance mayor, Un Nuevo Tiempo (UNT), en el 2.000.  Gana las siguientes elecciones a la gobernación, en aquella oportunidad adelantadas como consecuencia de las reformas constitucionales que la Revolución Bolivariana introducía.

Y ¡zas!:  hasta allí su gradual ascenso político, coronado con la aureola de gobernador de Estado, porque el paso sucesivo, esto es, el de la presidencia de la República, se le vio complicado por la imposibilidad de superar la alta popularidad de Hugo Chávez, razón que lo llevó a dar el rodeo anticonstitucional de aspirar el poder por la fuerza, acción que, finalmente, sumada a otros elementos de declive político, terminaría hundiéndolo en la situación que vive en el presente:  un prófugo de la justicia, acusado de golpista y ladrón (enriquecimiento ilícito), asilado en Perú.

Para probar con hechos las palabras, colocamos a continuación una nota de prensa que lo presenta con su gabinete apoyando al gobierno carmonista de facto

Rosales y su gobernación firmando apoyando el gobierno de transición golpista

y un video que muestra su presencia en el Palacio de Miraflores, firmando a puño y letra personal el decreto de la disolución de los poderes constitucionales de la República Bolivariana de Venezuela el 12 de abril de 2.002.  El siguiente video –suerte de aquelarre golpista- dura 12 minutos, y muestra cómo, justamente en el minuto 10 de su reproducción, Manuel Rosales estampa su firma en representación de los partidos políticos, sombra de ilegitimidad que lo perseguiría posteriormente en su carrera política como una maldición, a cada rato negándola:

Sin duda un hito en la vida política de cualquiera, dada la responsabilidad de afectar con tal conducta tan significativamente los pilares constitucionales de cualquier democracia y el credo mismo de un político que se precie de demócrata.

En los sucesivo, sobre la ola conciliatoria promovida por el presidente Hugo Chávez de dar una oportunidad de reparo constitucionalista a los golpistas y amparado por el fallo de la Corte Suprema de Justicia que dictaminó “vacío de poder” (y no desalojo), Manuel Rosales continuó con su carrera política y proyectos, en especial con el de proponerse como presidente de Venezuela.  Repitió como gobernador del Zulia en el 2.004, logrando el apoyo del 54% de los electores.

Hasta que en el 2.006 le llegó la oportunidad esperada de su vida política:  abanderar a la oposición política venezolana contra Hugo Chávez en unas presidenciales, siendo casi doblado (y derrotado) en los resultados por el Jefe del Estado, con un 62 contra un 34%.  Con anterioridad, en los intérines de su campaña como candidato, el haber participado en la confección del golpe disolutor de los poderes ejerció un peso significativo en su perfil de político inconsistente, debido a que se presentaba como un aspirante a aquello  que en el pasado había pisoteado (la Presidencia de la República); sumando, además, otro factor que lo disminuía como figuraba “aceptable” para el electorado:  Manuel Rosales se había tejido una fama de no saber hablar, de incurrir en pleonasmos lamentables a cada rato, lo cual dio pie para que el pueblo le atribuyera el carácter de “bruto”, inventor de “rosaladas”.

Respecto del primer aspecto, es decir, el fantasma firmante del golpe de Estado menoscabando su imagen, tuvo que pronunciarse explicando  que “Uno comete errores en la vida, pero lo que en definitiva vale, cuando se toma una decisión como esa, en medio de una confusión, es que se haga de buena fe” (El Universal, 13 agosto de 2.006), palabras que, si bien es cierto que comportan un reconocimiento de faltas, no colaboran con delinear la univocidad y consonancia que un elector busca en un candidato. Conjurarse para derrocar o asesinar personas, como el fue el saldo de personas muertas el 11 de abril, difícilmente puede recibir la titulación de obra por “buena fe”.

Respecto al segundo aspecto, el de no saber expresarse e inventar a cada rato penosos galimatías o contrasentidos (condición que le ha valido de la maledicencia el poco honroso mote de “Filósofo del Zulia”), expongo a continuación una muestra, lo más textual posible, hasta donde pude comprobar:

“No creo en cantos de ballena”
“El futuro es mañana”
“100 años son casi un siglo”
“Tu quieres ir a pedir peras al horno”.
“Voy a perfeccionar la inseguridad”.
“Sólo cuando la policía logre desorganizar al hampa, se podrá acabar con el crimen organizado”.
“Cuento con el voto de las personas que me apoyan”.
“Lucharé por Venezuela hasta que deje de luchar por Venezuela”.
“No le pagaré a los jubilados y pensionados de la gobernación del estado Zulia, porque no están trabajando”.
“Los colegios están vueltos un desastre. Por ejemplo, en los salones de computación no hay microscopios ni reactivos para hacer experimentos”.
“En el país de los ciegos, el muerto es ley”.
“El tiempo perdido, hasta los ojos lo lloran”.
“Yo jamás afirmé que no hay que exigirle peras al horno. Lo que dije es que no hay que pedirle peras al horno”.
“No he tenido tiempo de hablar bonito, porque la campaña electoral va demasiada rápida”.
“Quien asa varios conejos, alguno se le escapa vivo”.
“100.000 (cien mil) barriles diarios todos los días”
“Por falta de confianza la cadena norteamericana Seven up rompió su negocio con Citgo”.
“He notado que a medida que avanzan las horas y los días, más se acerca la fecha De las elecciones”.
“¿Cómo se escribe Plan B: Con V larga o con B corta?”.
“Fortaleceré financieramente a las universidades públicas. Por lo tanto, fomentaré convenios económicos con todas las universidades privadas”.
“Estoy dispuesto a debatir con el presidente Chávez, pero con la condición de que él no esté presente en el debate”. “Pero como se le ocurre a este gobierno consultarle a la gente como quieren que resuelvan el problema de la inseguridad… eso demuestra que no comprenden lo que quiere el pueblo”.
“educador es el que educa”.
“Ya la publicidad estaba imprimida”
“Las misiones son una política que ha resultado exitosa, que se van a quedar cuando saquemos a este gobierno de puros fracasos”
“Si a mi me matan y me muero, responsabilizo a este gobierno”
"Compraremos una planta desalinizadora para sacarle la sal al agua"
“Mañana visitaremos Margarita, que es una isla rodeada de agua”
“A los profesores hay que darles privilegios, pero en el sentido bueno”
“Vinieron ríos humanos de gente”
“Hay que atender las enfermedades infecciosas como la desnutrición”.
“El que gane el 3 de diciembre obtendrá el triunfo” (tomado de Brollo.com:  la verdad duele, posteado por el usuario Kilodebrollo).

Ya a estas alturas, Manuel Rosales entra en declive y desgracia políticos.  Como último brillo de su estrella ejerciendo un cargo, antes de pasar a la condición de prófugo de la justicia venezolana, gana la Alcaldía de Maracaibo, en el 2.008, desde cuya plataforma se trenza en un enfrentamiento con el Presidente de la Republica, a quien acusa de perseguirlo políticamente, quizás como medida desesperada para desviar la atención de los cargos que se le empezaban a imputar como resultado de investigaciones o solicitudes de figuras políticas:  corrupción, conspiración y hasta secesión del estado que durante tantos años gobernara.  Hay que resaltar que su argumentación defensiva de persecución política se caía por peso propio porque con anterioridad, el 31 de diciembre de 2.007, había resultado favorecido Manuel Rosales por la amnistía presidencial que lo exculpaba –digámoslo así- de la competencia de responsabilidades relativas a los hechos golpistas de abril de 2.002.

Finalmente, en virtud de las investigaciones, empezaron a surgir evidencias de su enriquecimiento ilícito, de robos, de mafias, de “regalos”, cuyo efecto no tardó en presentarlo ante la opinión pública como un corrupto, como un funcionario que desviaba los recursos del erario público para propósitos personales.  En tal sentido, para terminar, presento una de las tantas grabaciones que corrieran de boca en boca en la Internet venezolana, donde aparece implicado en unos raros manejos:

 

Nota:  este post se hizo sobre Manuel Rosales porque el lector votó así:

Encuesta de elección Manuel Rosales

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